La arquitectura bizantina es una de las ramas del arte bizantino que surgió junto con un Imperio alrededor del siglo VI. En el artículo de hoy, expondremos de forma detallada todo lo relacionado con este estilo arquitectónico, sus características, historia, construcciones importantes y mucho más.
Características de la arquitectura bizantina
Un gran número de ciudades que conformaban el Imperio bizantino pasaron a ser grandes exponentes de obras arquitectónicas que guardaban cierta similitud con las edificaciones cristianas. Este acontecimiento se observa principalmente en las ciudades que se encontraban al oeste del Imperio, como por ejemplo la emblemática ciudad de Rávena.
En la ciudad mencionada se encuentra una de las edificaciones religiosas más importantes construidas por Justiniano: la iglesia de San Vital de Rávena. La misma es vista como una de las mejores representaciones existentes de la combinación de la arquitectura bizantina y la cristiana.
De las semejanzas más reconocidas de ambos estilos arquitectónicos se puede hacer mención del uso de mosaicos en las decoraciones en algunas superficies. El enfoque que posee este estilo es el dejar a relucir el ábside de las estructuras y la disposición de ventanas ubicadas en zonas altas de las paredes para permitir el paso de la luz.
A pesar de que la arquitectura bizantina guardaba relación con el estilo cristiano, la misma poseía características que la volvían única. Para empezar, se debe tener presente que esta arquitectura comenzó en el siglo VI, cuando las construcciones empezaron a liberarse del estilo tradicional gracias a la libertad creativa de los arquitectos de la época.
Para aquel momento lo popularidad se la llevaba las iglesias con domos y un diseño mucho más centralizado que el que se empleaba anteriormente. Fue en ese periodo en donde se estableció la separación de la arquitectura bizantina con la arquitectura romana que tenía mayor auge al este del Imperio, la cual seguía teniendo las influencias del Emperador Constantino.
Los diseños realizados bajo este estilo arquitectónico también se ven reflejados en las creencias cristianas de los integrantes de cada región del Imperio. En la zona del oeste, la cruz presentaba su pieza vertical más larga que la horizontal. Las iglesias hechas en la arquitectura bizantina eran alargadas hasta llegar un poco antes de la cúspide.
En contraposición, al este del Imperio el estilo bizantino empleaba una cruz con proporciones iguales tanto horizontal como verticalmente. De esta manera, el estilo por estos lugares era realizar una imitación de las medidas proporciones dependiendo del tamaño de la cruz.
La arquitectura bizantina con aspectos iguales y centrales puede ser valorada en su totalidad en una de las construcciones religiosas más importantes de Turquía: la iglesia de Santa Sofía, también llamada Hagia Sophia.
Historia de la arquitectura bizantina
La arquitectura bizantina surgió durante la expansión del Imperio romano hacia el sudoeste de Europa y el norte de África. Los terrenos que colonizaron los romanos eran parte de una gran diversidad de grupos culturales, debido a esto, el proceso de adaptación de los pueblos del Imperio fue lento y problemático.
Por otra parte, el este de Europa poseía una organización con mejor estructurada. Lo cual era posible ya que los pueblos del Mediterráneo estaban unidos por medio de la cultura que había impuesto el anterior Imperio macedónico, así como las influencias culturales griegas.
En varias ocasiones se intentó separar el poder que había entre el este y el oeste, con el propósito de brindar una organización más adecuada al Imperio. No obstante, todos los intentos que se llevaron a cabo terminaron en un fallo, dado que todos los emperadores que habían en los pueblos se consideraban rivales.
A pesar de esto, cada uno de los gobernantes de los pueblos tenía una serie de labores que debía cumplir, por medio de esto se estableció la división de poder. Sin embargo, el Imperio no dejó de considerarse como uno solo, es decir, aunque hubieran dos emperadores (uno en el este y otro en el oeste), seguían siendo parte del Imperio romano.
Para el año 293 el Emperador Diocleciano creó la última separación entre este y oeste por medio de la creación de la tetrarquía que se entendía como un sistema de dos emperadores y dos césares, quienes ascendían luego de su muerte, pero el sistema colapsó. Al momento de que Constantino llegó al poder, su primera tarea fue la de unificar al Imperio, lo cual pudo lograr en el año 313.
En el año 330, Constantino trasladó la capital del Imperio a Bizancio. En esta ciudad se encontraba un punto óptimo para realizar las labores comerciales entre Asia y Europa, además de tener una conexión directa con el mar Negro y el Mediterráneo.
Una vez que la capital se reubicó, Constantino quiso dar una serie de modificaciones importantes a las políticas económicas, militares y arquitectónicas de la ciudad. Entre las modificaciones que llevó a cabo estuvo la alteración estructural de la ciudad de Bizancio. Para ese momento momento la misma pasó a llamarse Constantinopla.
Esta nueva reestructuración de Constantinopla fue el cambio que dio comienzo a la arquitectura bizantina. Puesto que los habitantes de esta ciudad poseían un origen romano, la arquitectura de este tipo estuvo basada en los principios de la arquitectura romana.
Otro de los emperadores que estuvo mucha influencia con el nuevo estilo arquitectónico de la ciudad fue Justiniano. Las labores que llevó a cabo durante su gobierno se recuerdan sobretodo por su deseo de renovar la cultura del Imperio. A decir verdad, gran parte de sus políticas no eran muy diferentes a las dadas por Constantino, aunque Justiniano tomó el poder en el año 518.
Entre sus principales edificaciones se pueden mencionar las reconstrucciones de iglesias caídas a lo largo y ancho de todo el Imperio romano.
Justiniano tenía la idea de poder dirigir su Imperio sin recurrir a la fuerza y violencia. Es por este motivo que tampoco imposicionó una religión a los romanos, a pesar de esto, sus construcciones eran muy similares a las iglesias cristianas.
Elementos que utiliza
Una vez ya conocido la historia y las características principales de la arquitectura bizantina es válido también conocer cuáles fueron los elementos que eran empleados para las construcciones. A continuación, presentaremos los componentes esenciales por los que se le reconoce a la arquitectura bizantina.
Mosaicos
Este componente artístico era muy habitual dentro del Imperio bizantino, sobre todo durante lo que se denominó como la época de oro, la cual se dio en el gobierno del emperador Justiniano (526 a 565). Las imágenes de mosaico fueron constituidas por artistas que utilizaban las piezas de piedras pequeñas y coloridas colocadas en las paredes. Las imágenes principales que se daban en los mosaicos eran las del Emperador y de índole religiosas.
La característica primordial que resaltaba de estos elementos es que estaban formados por color y luz, ejerciendo funciones didácticas y sobre todo simbólicas. El método que se empleaba para realizarlos era lo que se conocía como opus tesselatum el cual se basa en mezclar vidrios de color con piedras.
Este tipo de mosaicos se pueden apreciar en muchas cúpulas y muros de la parte interna de las iglesias. En la parte de las paredes, las mismas estaban divididas en tres secciones: en la parte inferior se apreciaban las representaciones terrestres, la sección medio era para las representaciones de transición y la superior se disponía para representar el cielo.
Capiteles
Otro elemento empleado como un tipo de decoración eran los capiteles, de los cuales existieron gran variedad de modelos, de esta manera, el tipo de teodosiano era una herencia romana, utilizada en el transcurso del siglo IV como evolución del corintio y tallado a trépano, semejando a avisperos.
Otro modelo fue el capitel cúbico de caras planas que estaba decorado con relieves a dos planos. En algunas circunstancias era obligatorio el colocar sobre ellos un cimacio o pieza troncopiramidal decorada con diversos motivos y símbolos de la religión.
Cúpulas
Al igual que los otros componentes, las cúpulas eran uno de los elementos más destacados de la arquitectura bizantina. La utilización de ellas es númera, de diferentes modelos y formas circulares. Los diseños de las cúpulas fueron evolucionando a medida que el tiempo fue pasando hasta que finalmente se quedó con una forma parecida a la de una cebolla.
Columnas
Las columnas bizantinas no solo eran un componente principal el cual caracterizaba este estilo arquitectónico, sino que también era el punto de diferenciación del estilo romano tradicional. Las columnas hechas bajo esta arquitectura tenían un nuevo estilo de decoración que no había sido empleado por los romanos hasta ese entonces.
Los nuevos diseños de las columnas fueron hechos como una manera de representar la tradición de Roma, pero con algunas modificaciones sutiles que hacía una perfecta combinación entre columnas jónicas y corintias. Adicional a esto, también se comenzó a emplear un nuevo estilo de patrones decorativos en la base de las mismas, esto con el fin de dar un aspecto de grandeza a la estructura.
Las columnas bizantinas se fueron alterando con el paso de los años, y en muchas edificaciones se pudo notar como fueron utilizando componentes principales de la cultura tradicional romana. Además, se incorporó nuevamente el método de las iglesias más alargadas y no centralizadas conforme avanzó la arquitectura bizantina.
Principales obras de la arquitectura bizantina
Como se habrá percatado, la arquitectura bizantina ha tenido una larga trayectoria en la historia en donde ha evolucionado y perfeccionado hasta volverse un estilo arquitectónico destacado en todo el mundo. Es por este motivo que en el presente apartado mencionaremos algunas de las obras realizadas bajo este diseño.
Iglesia de los Santos Sergio y Baco
La primera edificación que se realizó bajo el diseño de la arquitectura bizantina en el siglo VI, fue la iglesia de los Santos Sergio y Baco, en Constantinopla (527-536). La misma se trata de un edificio con planta central cuadrada con octógono en el centro, que está cubierto por una cúpula gallonada sobre ocho pilares y nave en su entorno.
En algunas ocasiones esta construcción recibe el nombre de la pequeña Santa Sofía (aunque en realidad es algunos años más joven que la iglesia Santa Sofía), y en la actualidad fue transformada en una mezquita. Hoy en día su ubicación es en el barrio de Eminönü de Estambul, cerca del mar de Mármara, y desde su nártex es visible la iglesia de Santa Sofía, y a la inversa. Para su momento, se trataba de una construcción de tipo religioso con mayor relevancia en la ciudad de Constantinopla.
Dado que esta iglesia tiene mucho parecido con la Iglesia de Santa Sofía se tiene la sospecha que ambas construcciones se llevaran a cabo por los mismos arquitectos: Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Asimismo, también se tiene la hipótesis que su construcciones no haya sido más que un posible ensayo y error para posteriormente levantar la iglesia de Santa Sofía.
Las tareas de edificación fueron realizadas bajo los métodos arquitectónicos habituales de la época y lugar, es decir, utilizaban ladridos atados con capas de mortero, dándoles a cada uno casi la misma capacidad de resistencia que la de las capas de ladrillos.
El reforzamiento de los muros se realizó con zunchos conformados por pequeños bloques de piedra. La construcción, cuyo plano de diseño fue repetido en la edificación de la iglesia de San Vital en Rávena, tiene la forma de un octógono impuesto en un cuadrado irregular. La cúpula que recubre todo el edificio está hecha de tambor de 20 m de altura, y se encuentra descansando sobre ocho columnas.
Iglesia de la Santa Irene
En la misma época que se realizó la anterior iglesia pero a mitad del siglo VI, se construyó la iglesia de planta rectangular con dos cúpulas de la Santa Paz o mejor conocida como Santa Irene, originaria de Constantinopla y que en la actualidad constituye a un museo. La misma se encuentra ubicada entre la iglesia de Santa Sofía y el ya muy posterior palacio de Topkapi.
La primera iglesia de Santa Irene fue llevada a cabo durante el reinado del Emperador Constantino I el Grande en el siglo IV, convirtiéndose en primera de las iglesias de la ciudad de Constantinopla. En su interior se llevaron a cabo una serie de debates con comentarios hirientes hacia los arrianos y trinitarios en el marco de los enfrentamientos teológicos entre ambos.
En realidad, fue dentro de la iglesia de Santa Irene en donde se celebró en el año 381 el segundo Concilio Ecuménico. En un mismo sentido, también constituyó como la sede del patriarcado de Constantinopla antes de que se fuese construida la iglesia de Santa Sofía.
En el año 532 ocurrió un incendio durante la rebelión Niká en donde la iglesia fue consumida en cenizas, por lo que Justiniano I ordenó que fuera edificada de nuevo. Sin embargo, la misma fue destruida otra vez a causa de un terremoto ocurrido en el año 740, la nueva construcción fue realizada casi en su totalidad durante el reinado de Constantino V, por lo que la forma que posee actualmente es el resultado de la segunda renovación durante el siglo VII.
La iglesia de Santa Irene es un ejemplar ideal para representar la transición de las iglesias de planta basilical a una planta de cruz griega inscrita en un cuadrado. Esta iglesia ha sido la única que ha conservado su atrio original realizado con arquitectura bizantina.
Iglesia de Santa Sofía
La Iglesia de Santa Sofía, o también nombrada como Hagia Sophia o la Iglesia del Sagrado Conocimiento, es la catedral más importante realizada en el suelo de Constantinopla durante el dominio del Imperio bizantino.
La construcción de la misma fue supervisada por el Emperador Justiniano y es vista como una de las edificaciones más destacadas llevada a cabo por el pueblo bizantino. Adicional a esto, también es uno de los edificios más importantes de todo el planeta. El levantamiento de este monumento religioso se realizó bajo un periodo corto de tiempo, teniendo en cuenta las implicaciones tecnológicas de la época.
La construcción dio como concluida a solo seis años bajo la supervisión de dos arquitectos de renombre, quienes poseían un basto conocimiento de matemática y mecánica: Antemio de Trales e Isidoro de Mileto.
El propósito de esta construcción era hacer una combinación entre la composición de una basílica de gran longitud con un edificio centralizado de manera única. Igualmente, posee un domo de gran tamaño el cual está soportado por el uso de la pechina y un par de domos más pequeños. De una misma manera, la iglesia cuenta con una gran cantidad de columnas que están colocadas en los pasillos con galerías que se extienden desde el piso hasta el techo.
Iglesia de los Santos Apóstoles
Otra obra importante a mencionar es la desaparecida iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla, realizada como mausoleo de Constantino. Esta iglesia sufrió una remodelación a manos de Justiniano I, y fue tomada como modelo de la basílica de San Juan de Éfeso y de la de San Marcos de Venecia, obra del siglo XI.
La edificación de esta iglesia se llevó a cabo sobre una colina de la ciudad, su función principal era servir como lugar para albergar en su interior el cuerpo del Emperador Constantino, convirtiéndose como la más antigua de la Cristiandad en ser consagrada a los Santos Apóstoles, y teniendo sus inicios con el surgimiento de la ciudad de Constantinopla sobre la antigua Bizancio.
Justiniano y su esposa Teodora realizaron su reconstrucción entre los años 536-550, retomando la consabida planta en cruz griega de la iglesia constantiniana,con una enorme cúpula en la parte más alta. La decoración se realizó años después por el Emperador Justiniano II
Poco a poco la iglesia pasó a convertirse en una necrópolis imperial, Albergando en su interior los restos de la mayor parte de los emperadores, divididos en mausoleos exteriores, uno al norte y el otro al sur del ábside, denominados heroon. A pesar de esto, en el interior de la iglesia no se encuentra ninguna tumba.
Cada uno de los heroon hay diferentes tumbas modernas o antiguas, sin poseer algún tipo de orden en cuanto a su cronología. Dethier, un erudito que vivió en Constantinopla y que tenía conocimiento acerca de la topografía de la ciudad medieval, comentaba de los 19 sarcófagos en el heroon de Constantino y de otros 17 para el de Justiniano.
Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada haya sido de gran ayuda. Le hacemos la invitación a leer también: Arquitectura en la antigua Roma y Templo de Venus y Roma
Actualizado el 6 mayo, 2024