El imponente templo de Afaya en Egina es un templo importante para la cultura griega, en virtud de que en él se refleja la transición de arcaica a clásica de la arquitectura griega. Descubre en este artículo cómo era el templo, cuándo fue construido y que mostraban sus famosos frontones.
Acerca de la isla Egina
Egina es una de las tantas islas que se encuentran en el mar Egeo, a veces denominadas islas argosarónicas por estar ubicadas entre el golfo Sarónico y el golfo Argólico.
Sin embargo, Egina destaca por ser una de las más grandes y por los logros alcanzados por su población. Se halla enclavada específicamente entre la península del Peloponeso y la Península del Ática.
Es célebre, en especial, por el templo de Afaya, aun cuando allí hay otras edificaciones épicas importantes, el de Afaya destacó por su grandiosidad. No obstante, de los templos allí erigidos se percibe una sensación que invita a imaginar cómo habría sido la vida de los dioses mitológicos, a quienes se les dedicó dichos monumentos.
El territorio se caracteriza por estar compuesto de prominentes rocas volcánicas rodeadas del verde de los pinos y del azul del mar.
En la Grecia Antigua fue una de las primeras ciudades marítimas, por eso se fundó allí la primera marina. Además, fue lugar de gran actividad comercial, siendo el sitio en donde se acuñó por primera vez la moneda.
El impresionante templo de Afaya en Egina se levanta en lo alto de una colina de la isla, de donde sobresale entre la espesa vegetación mediterránea y desde donde es posible apreciar vistas magníficas del mar.
Historia del templo de Afaya en Egina
La historia del templo de Afaya en Egina se remonta al período entre los siglos VI al V a. C. En específico su construcción data del año 490 a. C., año en que fue levantado el edificio en el mismo lugar en el que ya antes había existido un templo que fue destruido por un incendio.
Fue dedicado a la deidad de Afaya, también referida como Afaia o Atenea Afaia, diosa idolatrada en esta isla, a quien en muchas ocasiones algunos la identificaban con la diosa Atenea.
La mitología nos narra, y así lo corrobora el historiador Pausanias, que Afaya fue hermanastra del dios Apolo y de la diosa Artemisa. Asimismo, nos señala que ella era una divinidad muy hermosa, motivo por el cual era constantemente asediada por los hombres de toda la región.
Esto la obligó, en cierto momento de desesperación, arrojarse al mar y poner fin al asedio. Sin embargo, fue protegida por Britomartis, la ninfa virgen de la caza y las redes de pesca, quien se apiadó de ella y la hizo invisible a los hombres. De allí se deriva su nombre, ya que Afaya significa La Invisible.
Esta leyenda también cuenta que el templo erigido en su honor habría sido levantado en el mismo sitio donde se vio a la joven por última vez.
¿Cuándo fue construido?
El templo se encuentra sobre una pequeña loma desde donde se domina todo el paisaje insular y en la que, además, se han descubierto otros restos de edificaciones, así como pequeñas ofrendas o esculturas femeninas hechas en honor a antiguas diosas, que han quedado como vestigios de un pasado glorioso.
Tal como se señaló, el templo fue construido en el año 490 a. C. después de que se librara la batalla de Salamina en el siglo V a.C., aproximadamente y aún se conservan gran parte de las ruinas a partir de las cuales se han podido obtener datos valiosos acerca de los elementos y figuras que componían sus columnas, espacios internos, así como sus célebres frontones.
La construcción de este templo se ha ubicado en el período de la arquitectura clásica de la Antigua Grecia, que surgió principalmente en la península griega y el Peloponeso y que comprendía los años que van del 900 a. C. hasta el siglo I d.
En ese período arquitectónico se regían por principios de balance, proporción y medida en las construcciones, a partir de los cuales fueron definidos los conocidos órdenes; a saber: el orden dórico, el orden jónico y el orden corintio.
¿Cómo era El templo de Afaya en Egina?
Como toda construcción del período clásico del siglo V a. C., éste es un edificio hecho en piedra de toba calcárea, siguiendo las características del estilo dórico.
El templo ocupa una superficie de casi 13 m de ancho por más de 28 m de longitud y se mantiene en un buen estado de conservación considerando el tiempo que tiene esta construcción. Se conserva gran parte de la columnata, incluyendo un intercolumnado de doble piso.
Para la época de su creación, las columnas no incluían la parte de la basa. Además, eran acanaladas con aristas vivas y en el friso, parte del entablamento, se alternaban los elementos entre triglifos y metopas que eran decoradas con relieves de escenas mitológicas. En cuanto al capitel, éste era sobrio, sin mayores molduras, de mucha sencillez.
El templo se hallaba montado sobre una plataforma o estereobato con tres escalones, en lo que se denomina la krepis, y con una configuración de seis columnas frontales por doce laterales, por lo que se considera un edificio dórico períptero y hexástilo.
Encima de las columnas aún se puede ver el arquitrabe, luego el entablamento con los triglifos y metopas, el cual se ha tenido reparar en la zona norte y este del templo para recuperar su forma. En su interior, la edificación se hallaba dividida en tres naos distintas mediante columnas superpuestas.
Así, se puede distinguir un gran espacio en el que en un principio había una gran escultura de la diosa Afaya elaborada en crisoelefantina, que, como sabemos, es una combinación de oro y marfil, la cual ya hoy no existe.
Antes de este gran salón o nao, estaba la cámara pronaos y, hacia la parte posterior y de manera independiente, se encontraba el salón del tesoro o de las ofrendas, técnicamente llamado opistodomos.
Aún las ruinas muestran restos de la policromía que mostraban los distintos espacios del templo. El edificio contaba con elementos arquitectónicos impresionantes, así como con esculturas que adornaban los frontones del lado este y oeste.
Estas esculturas se exhiben actualmente en la Gliptoteca, que es el museo de Munich, Alemania, encargado por el rey bávaro Luis I para albergar la colección de esculturas griegas y romanas.
Los frontones de Afaya son considerados estructuras arquitectónicamente muy importantes, pues en ellos se refleja el paso transicional del estilo arcaico al clásico, propios del arte griego de entonces.
Como detalle particular de los frontones es propicio mencionar que la escultura de Atenea no tiene igual sonrisa a la que se exhibe en las korés arcaicas, que eran las figuras escultóricas en posición de pie de la época arcaica de la Antigua Grecia.
Los historiadores arqueológicos inscriben a este templo dentro de la gran tríada de la arquitectura clasicista, que es parte importante de la cultura arquitectónica helénica.
Esta tríada está compuesta por el Partenón, el Templo de Poseidón del cabo de Sunión y el de Afaya, el cual se incluye por la majestuosidad de su estructura, como también por ser hito arquitectónico transicional.
Por mucho tiempo se consideró a este templo como uno de los que se habían dedicado al poderoso dios Zeus Panhelénico, pues lo grandioso de su estructura hacía pensar en un templo para un dios y no para una diosa menor.
Mitología
La diosa Afaya aparece en la mitología griega relacionada con la ninfa Britomartis de la isla de Creta, de quien se dice era su media hermana, de acuerdo con los escritos del historiador Pausanias y de Antonino Liberal, escritor latino en lengua griega.
La leyenda refiere que fue hija de Leto y, por ende, media hermana de Apolo y Artemisa. Fue una deidad asociada con la fertilidad y el ciclo agrícola. Además, se dice que fue la inventora de las redes de caza.
Tal como lo señala el mito, Afaya poseía una gran belleza, razón por la cual fue siempre acosada por los hombres, e incluso por el mismo rey Minos, quien, prendado de su belleza, la perseguía sin cesar.
Era tal su desesperación que, cuenta la historia, en una ocasión Afaya huyendo del rey, se arrojó al mar hacia las costas de Egina, donde fue rescatada por las redes de un pescador egineta.
En virtud de su inocencia juvenil y de su aire virginal, Britomartis se apiadó de ella y le ofreció la inmortalidad y la hizo desaparecer justo en el sitio donde hoy se halla el templo. Fue, así, que Afaya se convirtió en La Invisible.
Frontones del templo de Afaya en Egina
Por otra parte, se puede percibir la preocupación del artista por interpretar las actitudes violentas, poniendo énfasis en la musculatura. Sin embargo, aún mantiene rasgos arcaicos como la inalterable sonrisa de los guerreros moribundos que intentan arrancarse la flecha del pecho.
Descubrimiento
Las esculturas que formaban parte de los frontones este y oeste del templo fueron descubiertas por el arquitecto Charles Robert Cockerell en Egina en 1811, en su travesía por varios sitios de Grecia como parte de su formación académica en el marco del Grand Tour, que era el viaje que los jóvenes aristócratas hacían por Europa para complementar su educación.
Este hallazgo fue considerado de mucha relevancia, tanto así que al descubridor lo destacaron como pionero de la arqueología griega.
El hecho sucedió en abril de 1811 mientras excavaba en Egina en el sitio que solían llamar templo de Zeus Panhelenio, cuando descubrió dieciséis estatuas de mármol representativas del período de arte griego, no conocido hasta ese momento que luego fue establecido como período de transición arcaico-clásico.
Actualizado el 6 mayo, 2024