El greco, pintor del renacimiento con estilo particular

El Greco fue un pintor famoso a finales de la época del Renacimiento, sus obras eran conocidas por su toque muy propio que las dotaba de madurez para aquel entonces. En el artículo de hoy, nos dedicaremos a realizar un recorrido acerca de la vida y obra de este artista, conociendo su biografía y sus pinturas más celebres.

El greco

¿Quién fue El greco?

Doménikos Theotokópoulos, o mejor conocido como El Greco que traducido significa ”El Griego”, fue un pintor que trabajó a finales de la época del Renacimiento, sus pinturas eran reconocidas por su estilo personal al dotarlas de madurez.

Hasta una edad avanzada vivió en la ciudad de Creta, en donde trabajó como maestro enseñándoles a iconos en el estilo posbizantino vigente en la isla. Luego de esto se trasladó a Italia, donde estuvo en contacto con artistas renacentistas, primero en Venecia, allí asumió el estilo Tiziano y Tintoretto, luego se desplazó hacia Roma, en la ciudad estudió el manierismo de Miguel Ángel. Para el año 1577 se mudó a Toledo (España), donde vivió y trabajó el resto de su vida.

Su formación como pintor fue muy compleja, obtenida en tres focos culturales muy distintos: la primera fue en la formación bizantina, que fue la causante de muchos aspectos personales en sus obras, la segunda la obtuvo en Venecia por parte de los artistas más importantes del renacimiento, especialmente de Tiziano, de él aprendió el uso del óleo y su gama de colores y por último, su estadía en Roma le permitió conocer la obra de Miguel Ángel y el manierismo, que pasó a ser su estilo vital, interpretado de una forma autónoma.

La mayoría de sus obras están compuestas de enormes lienzos para retablos de iglesias, numerosos cuadros que le rinden homenaje a instituciones religiosas, en los que a menudo participó su taller, y un selecto grupo de retratos de alto nivel. En sus primeras obras maestras españolas se puede apreciar la influencia que tuvieron los grandes pintores italianos.

A pesar de ello, con el paso de los años El Greco adoptó su propio estilo que se caracterizada por sus figuras manieristas extraordinariamente alargadas con iluminación propia, delgadas, fantasmales, muy expresivas, en ambientes indefinidos y una diversa gama de colores. Su estilo estuvo también relacionado con el espíritu de la Contrarreforma y se fue extremando en sus últimos años.

Hoy en día se le considera como uno de los artistas más destacados que influyeron en la civilización occidental. No obstante, esta alta consideración de sus obras es reciente habiendo empezado alrededor de unos cien años, este cambio de perspectiva hacia sus obras surgió luego de su muerte, antes de esto se le veía como un pintor excéntrico y marginal en la historia del arte.

Biografía

Para conocer a profundidad como surgió el estilo artístico de todo pintor es importante indagar en su vida y ver cuales fueron los pasos que dio que lo llevaron a elaborar grandes pinturas que se mantienen vigentes hasta los días actuales.

Familia

El Greco nació el 1 de octubre de 1541 en Candía en la isla de Creta,​ que para aquel entonces le pertenecía a la República de Venecia. Su padre, Geórgios Theotokópoulos, trabajaba como comerciante y recaudador de impuestos, al igual que su hermano mayor.

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Su formación en el ámbito artístico inicio en su isla natal, en donde pasó a convertirse en maestro de los iconos en el estilo posbizantino vigente en Creta en aquellos tiempos. A los veintidós años, era descrito en su pueblo como un “maestro Domenigo”, lo que significaba que desempeñaba la profesión de pintor.​ En junio de 1566, firmó como testigo en un contrato con el nombre Maestro Ménegos Theotokópoulos.

El estilo posbizantino era una especie de continuación de la pintura tradicional, ortodoxa y griega, de iconos desde la Edad Media, la misma se caracterizaba por imágenes devotas hechas con reglas específicas. Los personajes en ellas eran similares a los modelos artificiales muy establecidos que no eran del todo naturales.

Su juventud

A la edad de 26 años aún se encontraba viviendo en Candía, y sus pinturas eran muy estimadas. En diciembre de 1566, El Greco le pidió autorización al ente policial para vender una ”tabla de la Pasión de Cristo ejecutada sobre fondo de oro” en una subasta. Dicha obra fue vendida en 70 ducados de oro, igual valor que una obra de Tiziano o Tintoretto de la misma época.

Otro de los trabajos que realizó durante este periodo fue la Muerte de la Virgen (Dormitio Virginis), que se mantiene en la iglesia de la Dormición, en Siros. También se han identificado otras dos obras que poseen la firma del artista: San Lucas pintando a la Virgen y La Adoración de los Reyes Magos, ambas en el Museo Benaki de Atenas.

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En ambas pinturas se puede ver el interés de El Greco por introducir motivos formales del arte occidental, todo ello conocido por los grabados y las pinturas italianas que llegaban a Creta. El Tríptico de Módena de la Galería Estense de Módena, realizado durante el periodo que estuvo en Creta y Venecia, hace alusión al lento abandono del artista de los códigos del arte oriental y el progresivo dominio de los recursos del arte occidental.​

Últimos tiempos

A partir del año 1596 se dio un gran incremento en los encargos de sus obras que se mantuvo hasta su muerte. Los motivos de este hecho son muy variados: primero esta la fama que logró alcanzar el artista desde años anteriores, luego el prestigio y amistad establecida con un grupo de mecenas locales que le proporcionaron encargos de alto nivel y también, desde 1600, la participación de hijo Jorge Manuel en su taller, hizo que consiguiera encargos en otras ciudades como Toledo.​

A pesar de que les había fallado los mecenas que inicialmente buscó, el rey Felipe II y la catedral, que fuesen proporcionado un cargo seguro y lucrativo, al final encontró mecenas en un grupo de hombres de iglesia que tenían como propósito divulgar la doctrina de la Contrarreforma, pues la carrera de El Greco ocurrió al mismo tiempo que la reafirmación católica contra el protestantismo propiciada por el Concilio de Trento, siendo el centro oficial del catolicismo español la Archidiócesis de Toledo.

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De esta manera, el pintor realizó las ilustraciones de la Contrarreforma, como se pueden apreciar en su repertorio: representaciones de santos, tal como los representaban en la Iglesia como intercesores de los hombres ante Cristo, penitentes que acentuaban el valor de la confesión que rechazaban los protestantes, la glorificación de la Virgen María, que ponía en el entredicho por los protestantes por el mismo motivo se resaltaban los cuadros sobre la Sagrada Familia.

En líneas generales, el pintor El Greco fue un artista que sirvió como un ideal para la Contrarreforma a través de la realización de retablos que exponían y resaltaban las principales devociones católicas.

A finales de 1607, el pintor se puso a disposición para finalizar la capilla de Isabel de Ovalle, que había quedado inconclusa luego de haber fallecido el pintor Alessandro Semini. El greco cuando tenía la edad de 66 años, se comprometió con la finalización de las proporciones del retablo y a sustituir una Visitación sin recibir una remuneración adicional. La Inmaculada Concepción para esta capilla es una de sus pinturas tardías más resaltantes, los alargamientos y los retorcimientos jamás habían sido tan exagerados o violentos, la forma alargada del cuadro concuerda con las figuras que suben hacia el cielo.

Sus últimos retablos importantes incluyeron un retablo mayor y dos laterales para la capilla del Hospital Tavera, en los cuales trabajó a finales del año 1608 con un plazo de ejecución de cinco años. El quinto sello del Apocalipsis, fue una obra para los retablos laterales, en la misma se muestra el ingenio del pintor en sus últimos años.

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Su vida, llena de orgullo e independencia, siempre estuvo guiada a la trasformación de su estilo particular y extraño, evitando las imitaciones. Coleccionó volúmenes valiosos, que fueron parte de una maravillosa biblioteca. Un artista contemporáneo lo definió como un ”hombre de hábitos e ideas excéntricos, tremenda determinación, extraordinaria reticencia y extrema devoción”.

Por estas mismas peculiaridades fue un artista reconocido y respetado dentro de la sociedad, convirtiéndose en un artista incuestionablemente español. Fray Hortensio Félix Paravicino, predicador y poeta del siglo xvii d. C. español, escribió sobre él en uno de sus sonetos, el mismo decía: ”Creta le dio la vida, y los pinceles / Toledo mejor patria, donde empieza / a lograr con la muerte eternidades”.

Principales obras de El greco

Una vez que se ha conocido a profundidad acerca de la vida y obra de El Greco, es hora de hablar sobre sus pinturas más celebres que se han mantenido a lo largo de la historia. En el presente apartado se expondrán las obras con mayor reconocimiento que tuvo el artista en donde se pueden apreciar con mayor detalle su estilo tan característico.

Adoración de los pastores

Adoración de los pastores es una pintura elaborada por el artista El Greco hecha en oleo en un lienzo de 320 centímetros de alto y 180 cm de ancho, durante los años 1612 y 1614, se piensa que fue una de las pinturas que realizó durante sus últimos años de vida. Hoy en día el cuadro se conserva en el Museo del Prado de Madrid, España.

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Esta pintura El Greco la realizó con el propósito que se colgara sobre su tumba en la iglesia de Santo Domingo el Antiguo en Toledo.​ La firma del pintor puede ser visualizada en la esquina inferior izquierda.

Con respecto a su composición, la misma está elaborada en forma de espiral, creando un movimiento de ascensión. La distorsión extrema de los cuerpos es lo que caracteriza a la Adoración de los pastores como toda la obra tardía de El Greco. El uso de una paleta de colores brillantes, las formas y las poses extrañas crean una sensación de maravilla y éxtasis, al celebrar los pastores y los ángeles el milagro del niño recién nacido.

El Niño Jesús en la obra está envuelto en brillantez y blancura, lo cual es un recurso que tomó de los iconos,​ y parece emitir una luz que juega en los rostros de los pastores descalzos que se han reunido para rendir homenaje al nacimiento milagroso. Se podría alegar que el cuadro es una obra dinámica que se mueve por la energía rítmica, expresada en los movimientos de las figuras, como si bailasen.

En un mismo sentido, también se puede apreciar el contraste de las luces con las zonas oscuras que realzan el sentido del drama. El grupo de ángeles que sobrevuelan la escena es posible que guarden cierta similitud con la Visión del Apocalipsis o la Apertura del séptimo sello.

El caballero de la mano en el pecho

El caballero de la mano en el pecho es uno de los retratos más conocidos realizados por El Greco. El mismo está elaborado en un óleo sobre lienzo pintado hacia 1578 y 1580, tiempo que se le conoce como su primera etapa en España.

Es uno de los cuadros más conocidos en la historia de España. Un caballero con la mano en el pecho mira al visitante como si este hubiese hecho un pacto con él. La postura de su mano hace alusión como si el personaje hubiera hecho un juramento.​ Este hombre está vestido de forma fina y elegante, portando una espada dorada. En la época en la que se realizó esta pintura fue considerada como una representación clásica y honorable del español del Siglo de Oro.

En la actualidad se le hizo una restauración en la que se pudo percatar que el fondo no es de un tono negro sino gris claro, lo que resalta la figura, además de visualizar una luz que ilumina el rostro del personaje. De una misma manera, también se pudo apreciar los ricos matices en el ropaje oscuro, lo que confirma la influencia de la escuela veneciana.

El entierro del conde Orgaz

El entierro del señor de Orgaz o también conocido como El entierro del conde de Orgaz, es un óleo sobre lienzo de 4,80 x 3,60 metros, pintado en estilo manierista por el artista durante los años 1586 y 1588. El mismo fue elaborado como una petición de la parroquia de Santo Tomé de Toledo, España, y se mantiene conservado en el mismo sitio. Esta pintura es considera como una de las mejores y más reconocidas del autor.

La obra es una representación del milagro de acuerdo con la tradición de san Esteban y san Agustín cuando descendieron del Cielo para personalmente enterrar a Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz, en la iglesia de Santo Tomé, como tributo a una vida digna a la devoción a los santos, su humildad y las obras de caridad llevadas a cabo.​

El Greco aceptó el trabajo para llevar a cabo la pin tura en el año 1586, algo más de dos siglos y medio después de los hechos que en ella representó. Recibió guías específicas para que la obra se pareciera al milagro posicionándolo en la parte inferior del lienzo, pero una vaga descripción de la zona de la Gloria.

En la parte superior de la pintura estaría la representación del Juicio y la aceptación en el Cielo del alma del señor de Orgaz. Igualmente, estaría puesto el entierro de un aire de actualidad, retratando a varones de su tiempo con ropajes del siglo XVI y situando los hechos en un oficio de difuntos con las características de la época.

Visión del apocalipsis

Visión del Apocalipsis o también denominada como Apertura del Quinto Sello del Apocalipsis o Visión de San Juan es un cuadro hecho en óleo sobre un lienzo de 224,8 centímetros de alto y 199,4 cm de ancho durante los años 1608 y 1614. En la actualidad se puede encontrar almacenado en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Estados Unidos, donde se exhibe bajo el nombre de Opening of the Fifth Seal.

El tema de la obra fue tomado de el Libro del Apocalipsis (6:9-11), en el cual las almas de los mártires perseguidos gritan a Dios pidiendo justicia sobre sus perseguidores en la tierra. La extática figura de san Juan es el centro del lienzo, mientras que detrás de él almas desnudas se retuercen en una tormenta caótica de emoción cuando se les entregan las prendan blancas para ser salvados.

La parte superior de la obra da la ilusión de haber sido considerablemente cortada (fue destruida en el año 1880). Esta porción pudo haberse parecido a otro retablo, el Concierto de ángeles, también ejecutado por el pintor para la misma iglesia. Por otro lado, la parte inferior que aun se conserva es una representación del amor profano, mientras que la parte superior sería el amor divino o sagrado.

La trinidad

La Trinidad es una obra ejecutada por El Greco en óleo sobre un lienzo de  300 centímetros de alto y 179 cm de ancho y realizado entre los años 1577 y 1579, siendo parte como uno de los nuevo lienzos que hizo para el monasterio de Santo Domingo de Silos (el Antiguo), en Toledo. Hoy en día forma parte de la colección del Museo del Prado de Madrid desde 1832, luego de ser comprado por el rey Fernando VII al escultor Valeriano Salvatierra.

El mismo es una representación de la escena en donde Dios sostiene el cuerpo de su hijo Jesucristo muerto. Sobre ellos se encuentra el Espíritu Santo pintado en forma de paloma. Alrededor de estas tres personas de la Trinidad, están dispuestos los ángeles en diversas posturas, algunos de ellos con expresiones dramáticas en los rostros.

En esta misma obra se puede ver de manera clara la influencia del pintor Miguel Ángel y también de Tintoretto, si bien pareciera que el esquema hubiera sido tomado de la xilografía de Durero. La paleta de colores predominante son los tonos fríos (malva, azul, verde), con aislados toques cálidos que aportan vitalidad a la escena.

La composición es muy original y presenta forma de corazón, en donde sucede toda la acción del cuadro y de la que sólo queda fuera la paloma representante del Espíritu Santo. El centro de la pintura viene siendo el cuerpo de Cristo, representado según las proporciones tradicionales y alejado de la estilización de las figuras que dominan en obras posteriores del artista.

Vista de Toledo

La Vista de Toledo es uno de los dos cuadros hechos bajo el mismo nombre por el pintor El Greco. Se trata de una obra hecha en óleo sobre un lienzo de 121 centímetros de alto y x 106 cm de ancho llevado a cabo entre los años 1598 y 1599. Actualmente el cuadro puede ser visto en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Estados Unidos, donde se exhibe con el título View of Toledo y a veces llamado Toledo in a Storm.

La pintura fue ejecutada con un estilo manierista o también similar al barroco como una representación de la ciudad de Toledo. El Greco se tomó ciertas libertades en relación con la verdadera disposición de Toledo. Algunos de los edificios pintados están en ubicaciones destinas de las verdaderas, pero fielmente representa el castillo de San Servando a la izquierda.

Debajo del castillos están otros edificios, añadidos por el autor. En la sección derecha se puede ver el Alcázar y la catedral con su campanario, mientras que la parte central se encuentra el Tajo, atravesando el puente de Alcántara. Cada uno de los monumentos hechos son iluminados por una luz fantasmagórica que retrata sus perfiles nítidamente.

El expolio

El expolio fue una pintura mandada a hacer para la Sacristía de la catedral de Toledo entre los años 1577 y 1579, hasta los días actuales se mantiene en la Sacristía de la catedral de Toledo, España. Para el año 2013 recibió una restauración por parte del Museo del Prado, quedando expuesta en la pinacoteca madrileña hasta su devolución a la catedral de Toledo el año siguiente.

El momento del expolio no era un tema muy usado para aquella época en el arte occidental. En la composición, al centro de la obra se encuentra el cuerpo de Cristo, mirando al cielo con una expresión de serenidad, llevando sobre sí una túnica de color rojo intenso que domina el resto de la composición. Por otro lado, a su alrededor hay una masa de figuras dispuestas a desnudarlo para comenzar la Pasión. Así como el modelado de las figuras y el cromatismo provienen de su época veneciana.

Reconocimientos a El greco

El arte realizado por el artista ha sido apreciado de distintas formas con el paso del tiempo. Según la época en la que se centre, el mismo ha sido señalado como místico, manierista, pre-expresionista, protomoderno, lunático, astigmático, quintaesencia del espíritu español y pintor griego.

Algunos pocos de los contemporáneos que escribieron sobre él admitieron su adecuada técnica, pero su estilo singular los desconcertaba. Francisco Pacheco, pintor y teórico que lo visitó, no pudo ser capaz de admitir el desdés que tenía hacia El Greco por el dibujo y por Miguel Ángel, no obstante, lo consideraba un gran pintor.

Ya a finales del siglo XVII las críticas ambiguas se tornaron negativas: el pintor Jusepe Martínez, que era un alto conocedor de las obras ejecutadas bajo un estilo barroco, consideraba el estilo de El Greco como caprichoso y extravagante.

Para Antonio Palomino, autor del principal tratado sobre los pintores españoles hasta quedar superado en 1800, el Greco era un buen artista solamente en sus primeras obras cuando su estilo era semejante al de Tiziano, pero en lo que respecta a su estilo tardío, el mismo argumento que: ”trató de mudar de manera, con tal extravagancia, que llegó a hacer despreciable y ridícula su pintura, así en lo descoyuntado del dibujo como en lo desabrido del color”.

Nuevamente, la fama del artista empezó a subir a inicios del siglo XX cuando recibió el reconocimiento de organismos europeos y americanos, así como de las vanguardias artísticas.​ Todo esto surgió bajo el ideal de que El Greco era el precursor del arte moderno expuesto por el crítico alemán Meier-Graefe en su libro Spanische Reise, en donde analizó una serie de pinturas del pintor y las comparó con artistas como Paul Cézanne, Manet, Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas, alegando que El Greco estaba adelantado para su época.

En un mismo sentido, el pintor también fue una influencia para el pintor polaco Władysław Jahl, que formó parte de la vanguardia ultraísta en Madrid. Salvador Viniegra, Azorín y Pío Baroja le dedicaron varios artículos y este último lo nombró en varias secciones de su novela Camino de perfección (pasión mística) (1902), así como otros destacados autores de la generación del 98.

El médico portugués Ricardo Jorge señalo que el pintor pudo haber estado sufriendo de locura en el año 1912, dado que lo había visto actuar de manera paranoica. Por otra parte, el alemán Goldschmitt y el español Beritens propusieron la hipótesis de que el mismo padecía astigmatismo para justificar las anomalías de su pintura.

Llegando el año 1930 ya se conocía documentalmente la estancia en España del pintor y había dado comienzo del estudio de la evolución estilística del periodo toledano, a pesar de ello, poco se sabía de los periodos anteriores.

Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada haya sido de gran ayuda. Le hacemos la invitación a leer también: Templo de Saturno y Templo de Júpiter Capitolino

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